GALICIAN WHITE BEAN SOUP,
EL CALDO GALLEGO DE MIAMI
En la famosa Calle Ocho del South West de Miami está el “Versailles”, que
se presenta como “the world’s most famous cuban restaurant”. Lo fundó en 1971 el
santiaguero Felipe Valls, que llegó
a Estados Unidos con lo puesto, como todos los que lograron salir entonces de
la isla. Pero pronto empezó a destacar por sus dotes de empresario, que, por
otra parte, pese a su juventud, ya había puesto de manifiesto en Santiago de
Cuba, hasta que el régimen comunista lo desposeyó de todo. Hoy cuenta en La
Florida con todo un imperio gastronómico, que incluye referentes tan conocidos como
La Carreta y Casa Juancho, ambos también situados en la Calle Ocho y el primero
con varias sucursales, una de ellas en el Aeropuerto Internacional de Miami.
La rica comida cubana del Versailles de Miami
El “Versailles” es mucho mas que un restaurante, por lo
que su trayectoria significa con respecto a la situación de falta de libertades
en Cuba. De el se ha dicho que es el centro neurálgico del exilio cubano, baluarte de la sabrosa cocina criolla
y visita obligada para políticos y artistas que se acercan a dejarse ver y
saborear los platos de la amplia carta, su cafecito bien cargado, sus cortaditos
y sus ricos pasteles de guayaba. Candidatos a la presidencia de la nación como Mitt Romney o John McCain probaron aquí el lechón asado, la ropa vieja, el rabo
encendido y el ajiaco, al igual que varios presidentes, como Ronald Regan, George W. Bush y Bill
Clinton.
Felipe Valls en el entierro de la gran Olga Guillot
Es digno
de destacar que, pese a las dimensiones del restaurante, el servicio es rápido
y profesional. Y que llama la atención la relación calidad-precio de los
platos, si comparamos con los precios españoles. Una excelente y completa zarzuela de pescados y mariscos, con
langosta incluida, costaba la semana pasada poco más de veinte dólares. Eso sí,
con referencia a la carta de vinos, se echa mucho en falta alguna marca de nuestro maravilloso albariño, que hoy está
presente, como es bien sabido, en los mejores restaurantes de los Estados Unidos.
Luto por Laura Pollán, fundadora de las Damas de Blanco
Lo
curioso para el viajero gallego que recala en el “Versailles” es encontrar en
su carta, al lado de platos tan cubanos como la vaca frita, la palomilla, el
tasajo, el boliche o las mariquitas… ¡caldo gallego! Bueno, como la carta está
en inglés, se le llama Galician White
Bean Soup, pero es lo que en el Caribe llaman Caldo Gallego, que no es un invento de Galicia, sino de Cuba. Más
que caldo, es un potaje, hecho con los ingredientes del caldo y el cocido
juntos y, por supuesto, en el que no falta el “unto”. Sin duda, fueron las
costumbres gastronómicas de los emigrantes gallegos en la Perla del Caribe
quienes inspiraron este plato, que ya forma parte también de la cocina popular
puertorriqueña. Incluso se puede adquirir en lata. Aunque parezca mentira, uno
de los mayores centros de producción de caldo enlatado es Chicago.
Detalle gallego de la carta del Versailles
Como es
sabido, de Cuba, en sus buenos tiempos, nos vino la idea de la Real Academia
Galega, el Himno y la bandera, además de muchos recursos para levantar escuelas
en Galicia y ayudar a tantas familias necesitadas. Poetas ilustres, como Manuel Curros Enriquez, en Cuba
vivieron y murieron. El magnífico edificio del Centro Gallego de La Habana es
el mejor testigo de lo que Cuba fue y de la importancia que tuvo la
colectividad gallega.
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