MONSEÑOR CARBALLO
Y LA GALICIA EXTERIOR
Al recibir la distinción –dijo- "pienso en los emigrantes, que lejos
de sus hogares llevan con dignidad y orgullo el nombre de Galicia y
siempre pensando en volver a ella”.
Natural de Lodoselo, Sarreaus, Ourense,
Monseñor José R. Carballo, que pronunció su discurso en idioma gallego, es el hijo de Galicia que más alto ha
llegado en el Vaticano.
"Me siento gallego por los cuatro costados. Llevo 16 años viviendo en
Roma, en total llevo 24 años fuera de Galicia, pero esto no hizo sino
aumentar mi amor por esta tierra".
“Amo Galicia. Me siento franciscanamente orgulloso de ser gallego. Los
gallegos tenemos un corazón tan grande como el mundo. Somos inclusivos, no
excluyentes. Somos ciudadanos del mundo".
Eran las diez menos veinte de la noche de ayer, jueves, cuando, en el Palacio de Congresos de Santiago de Compostela, el Presidente de la Xunta de Galicia hacia entrega del premio GALLEGO DEL AÑO, creado y organizado por el Grupo Corrreo Gallego, a Monseñor José Rodríguez Carballo, Arzobispo de Belcastro y Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, nombrado a principios del pasado abril por Su Santidad el Papa, cuando era Ministro General de la Orden Franciscana de los Frailes Menores (O.F.M.). Fue el momento culminante de una de las mas importantes galas que se celebran anualmente en Galicia y a la que asisten habitualmente mas de mil quinientas personas.
“A
todos chegue o meu saudo franciscano de paz e ben. Sexa a miña primeira
palabra: graciñas”. Así, utilizando el idioma propio de Galicia, comenzó
sus palabras de agradecimiento Monseñor Rodríguez Carballo, del que queremos
destacar el recuerdo que tuvo para cuantos, por imperativos de la vida, tenemos
que vivir fuera del Fogar de Breogán. Por desgracia, es algo que se olvida con
frecuencia, sobre todo en actos de esta envergadura, por lo que las palabras
del franciscano adquieren una especial significación.
Un millón de grazas, Monseñor. Certamente,
os emigrantes galegos intentamos levar con dignidade e orgullo o nome de
Galicia polo mundo. Coma vostede.
Hubo un recuerdo emocionado para Don Feliciano Barrera
Hoy, en EL CORREO GALLEGO, la
redactora Sandra Cuiña ofrece un excelente resumen de las palabras del Gallego
del Año, que reproducimos:
"Graciñas". Con esta sencilla palabra comenzó monseñor José
Rodríguez Carballo su discurso por haber sido distinguido como Gallego del Año.
"Para mí graciñas es la palabra más hermosa del vocabulario, porque
nos hace reconocer lo que recibimos de los demás". Monseñor Carballo quiso extender ese
agradecimiento a los que siempre han estado a su lado. "Para mí la vida es
un regalo de Dios, por lo que me mimó el Señor; de mis padres, Anxo y Celia,
que me educaron; y de mi familia y mis amigos, con los que tuve momentos de
alegría y luto. Entre esos amigos estáis vosotros, el Grupo Correo Gallego",
señalaba, al mismo tiempo que se acordaba de sus vecinos de Lodoselo o de su familia
franciscana. "Graciñas a todos por lo que me disteis y me seguís
dando".
El arzobispo de Belcastro reconoció
que cuando le comunicaron el galardón se sintió un poco incómodo. "¿Por
qué a ti? Esa era la pregunta que se hacía San Francisco. Muchos otros tienen
más méritos que yo para recibir este premio. Muchos cientos de gallegos que
trabajan fiel y devotamente, en condiciones muy duras. Hombres y mujeres de la
Iglesia, que trabajan y ponen su vida al servicio del Evangelio", se
cuestionaba.
Abrazando a los vecinos de su aldea ourensana
Del mismo modo, consideró que este
premio también podría haber sido para los ciudadanos de a pie o para los
políticos "que trabajan honestamente para mejorar las condiciones de los
gallegos. Pienso en las familias que con tanto sacrificio sacan adelante a sus
hijos. Pienso en los vecinos de Angrois, que dieron un testimonio de su
solidaridad". También tuvo su recuerdo monseñor Carballo para aquellos que
se vieron obligados a marcharse lejos de su tierra para vivir. "Pienso en
los emigrantes, que lejos de sus hogares, llevan con dignidad y orgullo el
nombre de Galicia y casi siempre pensando en volver a ella. Todos ellos lo
merecen mucho más".
"Acepto este reconocimiento con
gratitud y alegría y lo comparto con todos ellos. Hoy somos muchos los gallegos
que recibimos esta distinción. Graciñas", insistió de nuevo el también
secretario de la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y las
Sociedades de Vida Apostólica".
Por otro lado, recalcó su amor a
Galicia y también a Santiago. "Me siento gallego por los cuatro costados.
Llevo 16 años viviendo en Roma, pero en total llevo 24 años fuera de Galicia,
pero esto no hizo sino aumentar mi amor por esta tierra".
De hecho, recordó una anécdota
reciente con el papa. "En una audiencia me decía con una sonrisa que se
notaba que era gallego". "Amo Galicia. Me siento franciscanamente
orgulloso de ser gallego. Los gallegos tenemos un corazón tan grande como el
mundo. Somos inclusivos, no excluyentes. Somos ciudadanos del mundo",
remarcó.
También reconoció que se siente
compostelano, ciudad en la que vivió muchos años, y en cuya Catedral fue
nombrado recientemente arzobispo. "Me siento hijo de esta ciudad acogedora
como pocas, europea y universal". Concluyó su intervención pidiendo que
cuidemos nuestras raíces culturales”.
TODOS LOS GALARDONADOS
Los premios Gallegos del Año, con un especialísimo
reconocimiento a monseñor
José Rodríguez Carballo, reconocieron
también la excelencia en la enseñanza o la investigación, como ocurre con el
neurólogo Manuel Blanco, el físico Diego Martínez
o el catedrático de Economía Constantino Arosa; ser pioneros en
el difícil mundo de la competitividad comercial, como es el caso de El Corte
Inglés; hacer del trabajo arte, lo que logran el editor José Luis
Teófilo, el restaurador Manuel García, la presentadora Paloma
Lago o la pintora Berta Álvarez Cáccamo, o llegar a
las más altas cimas de la autoexigencia, como la maratoniana Vanessa
Veiga, y del carácter emprendedor, como testimonia Gerard
López.
INFORMACIÓN Y FOTOS DE “EL CORREO GALLEGO”
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