EL “NUTCRACKER”
REY DE LA NAVIDAD
O irlándés, o galego e o escocés
EN EL MERCADO HAY FIGURAS DE TODOS LOS TAMAÑOS Y PRECIOS, TODAS PINTADAS
CON COLORES VIVOS
Napoleón, Santa Claus e o Tio Sam
LA TRADICIÓN DE REPRESENTAR EL “CASCANUECES” DE TCHAIKOVSKY SIGUE
VIVA EN PUERTO RICO
MUCHAS CASAS LUCEN ILUMINACIÓN EXTERIOR NAVIDEÑA CON ADORNOS Y FIGURAS
SOBRE EL CESPED
Tanto en los Estados Unidos como en los
países de cultura europea, el personaje del Cascanueces, o Nutcracker, es muy
importante en las fechas navideñas, que en el continente americano comienzan ya
a mediados de noviembre, después del Thanksgiving Day. Como es sabido, se trata
de una figura emparentada con el Ballet “Cascanueces”, de Peter Tchaikovsky, que acaba de ser representado en teatros
puertorriqueños de San Juan y Ponce con el gran éxito de siempre.
La
historia del personaje del Cascanueces comienza en Alemania, de la mano del
abogado, pintor, escritor y compositor Ernst
Theodor Amadeus Hoffman, a cuyos cuentos fantásticos recurrió Jacques Offenbach para escribir su
ópera “Los Cuentos de Hoffmann”.
Desde
que el mundo es mundo, el ser humano se ha alimentado con nueces, un fruto seco
que aporta mucha fibra, hidratos de carbono, proteínas y calorías, por lo que
siempre hubo quien intentara inventar un artilugio que permitiera abrirlas con
facilidad y no recurrir al golpe de piedra, que debió ser lo primero que se
hizo. El caso es que, a mediados del siglo XVIII, ya encontramos que las nueces
eran partidas, según una fuente consultada, “por pintorescas figuras humanas
talladas en madera. Estos “cascanueces” se hicieron tan populares, que Hoffmann
escogió uno de ellos para convertirlo en el héroe de una de sus fantásticas
fábulas”.
En efecto, Hoffmann escribió en el año
1816 “El Cascanueces y el Rey de los Ratones”, un relato en el que nos presenta
a un niño enfermo que sueña con un cascanueces, que lo lleva de la mano a un
mundo cargado de juguetes. Esta fantasía llega a hacerse realidad en el relato,
cuando, al despertar, el niño encuentra esos juguetes junto al árbol de
Navidad. Y para que todo acabe de la mejor forma, el niño también termina recuperando
la salud.
Así fue cómo “los vistosos y coloridos
muñecos de madera quedaron enlazados para la posteridad con las fiestas
navideñas, gracias al texto inicial de Hoffman y la música de Tchaikovsky. La
creación del diseño actual de esos elegantes soldaditos se dice es debida al
artesano Wilhelm Friedrich Fuchtner,
también germano, quien utilizó como modelo una ilustración del libro escrito
por Hoffmann”.
Eso sí, los muñecos de madera –en gallego,
los escachanoces- ahora vienen con el Made in China puesto y representando las
más variadas figuras. Incluso un “marine” estadounidense, perfectamente vestido
con su uniforme de gala. Y un gaiteiro escocés. En una de las ilustraciones
también pueden ver un gaiteiro gallego, pero ese no vino así de las lejanas
tierras, como los Magos de Oriente.
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